En el Barrio Privado Golf Aldea, en las afueras de la ciudad de Rosario, recibimos el encargo de una vivienda que como premisas incluía una gran galería, cierta hermeticidad respecto de la calle y la posibilidad de una futura expansión que alojara la habitación principal.
Las proporciones del terreno similares a los de la casa ML proyectada en nuestro estudio, nos invita a redoblar la apuesta realizada y someter nuevamente una masa compacta regida por una secuencia estructural, a desplazamientos, pero esta vez en sus dos sentidos.  
La situación de borde sobre la plaza del lugar nos invita a generar un vacío para dar lugar a la misma en el proyecto y allí mismo abrimos un "ojo" que observara a los hijos de sus habitantes al jugar.
El paquete de dormitorios avanza sobre el fondo del lote para dar lugar a ese gran espacio semicubierto encomendado, como también una serie de patios interiores.
Estos movimientos someten y exigen radicalmente la estructura, que esta vez se oculta con una piel de ladrillos en busca de una mayor relación tectónica con el barrio, como así también romper de manera lúdica una lógica constructiva.
La decisión matérica también hace un guiño a la obra del arquitecto Marcelo Villafañe realizada a metros del solar.