La vinoteca Campos, en la ciudad de San Lorenzo, es uno de los locales de su tipo de mayor escala en Latinoamérica. Su nuevo edificio fue construido específicamente para albergar todos sus productos sin dejar detalle al azar para su óptimo almacenamiento y exposición.
Nuestra tarea comprendía en ampliar y optimizar el sector exclusivo de fiambres y frutas secas ubicado en la esquina sudoeste de la propiedad, un pequeño inmueble donde este negocio familiar tuvo su génesis.
Este sector presentaba un frente acristalado de grandes proporciones y en consecuencia una excesiva iluminación para el desarrollo de este tipo de actividades.
La solución programática fue muy precisa y minuciosa. El escaso espacio disponible para una incalculable cantidad de personal, mobiliarios y productos demandó un exhaustivo estudio previo.
Por otro lado desde el punto de vista formal la búsqueda fue básicamente reducir la cantidad de luz sin perder la relación con la calle y la plaza de la ciudad.
Para ello se construyó una nueva piel en el interior compuesta por la repetición del elemento más icónico del negocio, una botella.
Este filtro reduce el paso de la luz como también brinda contención, identidad y brillo al lugar.
A este característico objeto de vidrio se le sumaron revestimientos de piedra, muebles en madera oscura, mallas metálicas para alojar artefactos de iluminación, como también se dejó al desnudo el hormigón de la antigua construcción haciendo referencia a la fuerte tectónica de las cavas.
Una decisión de carácter fue el uso del color negro en techos y paredes buscando reducir el reflejo solar para que sumado al resto de la paleta material brinde mayor peso y elegancia al espacio.
Este color fue luego utilizado para todo local, que sumado a una nueva iluminación y mobiliario adquirió un carácter más refinado.